miércoles, 6 de agosto de 2008

Didáctica Actual


Las relaciones sociales en general son complejas, y el primer lugar donde se establecen este tipo de relaciones es la institución escolar. Además de ésta, la escuela cumple la función de enseñar en sus alumnos los elementos culturales que la sociedad considera necesarios para contribuir en el colectivo social.
Esto significa que tanto los conocimientos concretos como las relaciones que se producen dentro del ámbito escolar, no sólo están influídas contextualmente, sino que serán representaciones, y en muchos casos, reproducciones estructurales de la sociedad que lo contiene.
De esta manera, la didáctica, como disciplina que comprende los procesos de enseñanza aprendizaje, amplió su campo de acción, que en principio estaba circunscripta a la práctica diaria dentro del aula, a todos aquellos aspectos que tienen que ver también con lo institucional, social y político, que ejercen una influencia definitiva en los cómo y qué enseñar.
En este contexto y con el cambio constante de los marcos sociales, el docente se ve obligado a aprender constantemente nuevas formas de enseñar, y comenzar a compartir responsabilidad de aprendizaje con el estudiante, enseñándole mecanismos de adquisición de conocimientos que le posibiliten adoptar una postura superadora de sí mismo.
En este sentido, es necesario crear conciencia en el docente de esta obligación, de lo contrario la idea de un conocimiento significativo será inconsistente.

4 comentarios:

Sofía dijo...

Consideramos interesante la mirada de la Didáctica con respecto a las relaciones sociales, como una práctica humana. En la enseñanza como práctica social ¿cómo crees que se comprometería el docente, en las necesidadaes, funciones y determinaciones que están más allá de lo individual? En nuestra Institución a través del Arte ¿Se reproduce la estratificación social, legitima capital cultural, conocimientos, valores y modod de vida de la cultura dominante? ¿que mecanismos de intracción se observan en la reproducción cultural, especialmente en en instituciones como la nuestra?

Paula dijo...

Indudablemente nuestro comportamiento responde a nuestra forma de percibir el mundo y los hábitos que de él hemos mamado. De esta manera , el docente como ser humano no es ajeno a esta afirmación. Con esto quiero decir que en tanto y en cuanto el docente como ser humano sea capaz de ver más allá de las individualidades, será capaz de reconocer a su alumno como un ser social y adoptará estrategias vinculantes a la importancia de las capacidades individuales dentro de lo colectivo. Es de mi entender que las competencias individuales no tienen provecho en sí mismas, sino en su colectivización. Así, creando sujetos concientemente sociales, solidarios material y emocionalmente, y sobre todo capaces de ponerse en el lugar del otro, es posible que el docente en su papel, aporte el grano de arena para una sociedad menos manipulable. En este sentido considero que la educación plástica tiene la riendas de ese privilegio. Si bien no parece estar demasiado considerada dentro del claustro escolar, por una batalla individualista apelando a nuestros instintos más perversos. La sensibilidad que la educación plástica debe despertar, es la que puede ayudar a volver a reconocernos.

Paula dijo...

Hay una serie de actitudes que socialmente han marcado nuestra sosiedad, y una serie de mitos dentro del arte que han sido avalados también socialmente.
Cuando hablo de actitudes, tiene que ver con algo que vengo comentando dentro de las otras producciones que forman parte del blog, la idea positivista de la educación, que sin duda es tan fuerte que se sigue reproduciendo hoy entre los alumnos de los profesorados como actitudes habituales, la unilateralidad del saber, es decir, "soy docente, por lo tanto sé más que vos, y tengo en mi poder la verdad". Ese modelo no escapa a las escuelas de Arte, es así como vemos docentes que delimitan el arte como hace más de treinta años se delimitaba, asegurando su discurso como certero. Esta limitación de las certezas a un sólo protagonista del acto educativo, reduce la capacidad creativa del alumno y además establece jerarquías culturales que también han sido avaladas durante muchos años socialmente.
Es trabajo de hormiga, en el aspecto voluntarioso, torcer o enderesar, todo depende de quien mire, estas visiones tan rígidas sobre la cultura como un bien estratificante, y fomentar la idea de cultura pública (no popular), de todos y generada entre todos, como elementos importantes- Todos- dentro de una sociedad.

Sofía dijo...

Tomando el marco teórico sugerido sobre “Evaluación” dada la lectura de los textos, aborda los siguientes interrogantes:

¿Por qué se debe evaluar?

¿Cómo evaluamos en nuestra práctica docente?

¿La evaluación como proceso puede ser considerada de diálogo de comprensión o mejora?

¿Por que la escuela considera importante la evaluación?

¿Con qué técnica evaluativa identificarías a tu instituto formador?